Si ya
hemos contestado a todas estas preguntas, empieza ahora la parte más compleja
de nuestro plan. A algunos puede parecerles que definir objetivos es muy fácil,
pero pensar eso es un error.
Los
objetivos a definir inicialmente deben ser realistas y alcanzables,
preferiblemente a corto plazo para poder ajustar nuestro plan sobre la marcha
si vemos que no se está cumpliendo con el objetivo.
Hay
que olvidarse del típico objetivo de “ser trending topic en twitter” a menos
que seamos un medio de comunicación, pues ¿que retorno de inversión (ROI) nos
puede dar en un proyecto de cualquier otro tipo? Los trending topic son modas
pasajeras y la mayoría de éstos son fuegos peligrosos y descontrolados. Muchos
políticos pueden dar fe de que, cuando han sido trending topic, no lo han sido
por nada bueno. Así pues, este tipo de objetivos cortoplacistas y temporales
deben plantearse solamente para promoción de noticias de las que no seamos los
protagonistas sino los difusores, de lo contrario, podríamos terminar con
nuestra reputación on-line antes de tenerla.
Entonces
¿qué objetivos hemos de marcarnos? Todos aquellos que consideremos que pueden
ser positivos para nuestra imagen y nuestros objetivos reales de proyecto y que
nos permitan tener un cierto control –que nunca va a ser total- sobre los
comentarios de la gente. Por ejemplo, y siguiendo con el ejemplo de los
#hashtag, twitter es muy explosivo, hay que cuidar mucho los comentarios y las
respuestas que damos a nuestros interlocutores, pues en el mejor de los casos
dejan de seguirte pero, en el peor, hablan mal de ti.
¿Qué
queremos entonces? En la mayoría de los casos, nuestro objetivo es aumentar las
ventas (entradas, objetos, servicios...) y/o que nuestra marca sea reconocida.
Desde el punto de vista cortoplacista, este segundo sería el principal
objetivo, pues el reconocimiento de marca puede derivar en un aumento de la
venta. En el caso de los proyectos culturales hablaremos de venta de entradas
aunque éstas sean gratuitas, pues las ayudas económicas a estos proyectos, en
muchos casos, dependen de las visitas y se contabilizan en entradas.
De
esta forma, el principal objetivo de cualquier plan social media debe ser prioritariamente
el reconocimiento de marca. Si nos falla este objetivo, estaremos haciéndolo
todo mal, pues sin ese reconocimiento, la gente no tendrá en consideración lo
que queramos ofrecerles.
¿Cómo
se obtiene el reconocimiento de marca? Aunque esto forma parte de las
estrategias de marketing SEO (posicionamiento natural en buscadores), SEM
(posicionamiento de pago en buscadores) y SMO (actividad en las redes sociales)
a la par que otras, de las que trataré la próxima semana, lo que nos tiene que
quedar muy claro es que no consiste en que la gente nos haga “follow” en twitter
o “me gusta” en facebook. Sabremos cuando la gente reconoce nuestra marca
cuando, de manera espontánea y no incitada, comience a hablar de ella.
Naturalmente,
éste no tiene que ser el único, pero si casi el único a corto plazo en nuestros
comienzos en la red. Otros objetivos como obtener una audiencia mínina en
twitter o facebook no son objetivos del plan, son pequeñas paradas en el camino
–como encontrar las pistas en la búsqueda del tesoro- que los técnicos de
marketing pueden considerar esenciales para poder alcanzar el objetivo
principal, pero no son la meta, de hecho, pueden no ser imprescindibles.
La
otra cuestión que hay que tener en cuenta es, y si no lo dije la semana pasada
lo digo ahora, que ninguna estrategia que planteemos para nuestro proyecto nos
va a salir gratis. Contratar a un profesional de la comunicación o a un curator
experto en el ámbito de nuestro proyecto, que nos cueste más de 6.000 euros al
año, es más que recomendable. Esos sueldos son insultantes, pues en un puesto
tan dedicado como éste no se puede racanear con el valor del trabajo. Dejar
estas tareas en manos de becarios o aficionados no es una buena idea y no
hablemos ya de gente descontenta y mal pagada, pueden ser nuestra peor
pesadilla. Manejar las herramientas es algo que se aprende con la práctica pero
la experiencia de años en comunicación o en el sector de nuestro proyecto así
como las titulaciones y la formación de los CM requiere una dedicación y
esfuerzo que las empresas tienen que empezar a valorar. Como hace poco leí en
otro blog, si tu Community Manager tiene problemas para socializar con la gente
de su alrededor, no tienes un CM, tienes un problema.
Al
coste del personal, habrá que añadir el coste de las estrategias. Aunque
podamos ahorrar dinero en algunas, siempre acabaremos recurriendo a algún
servicio de pago para posicionamiento, publicidad mediante banners y otros
medios de los que hablaremos también la próxima semana.
Para
todo esto, un buen consultor en este área nos podría asesorar igual que con el
estado de la cuestión. Naturalmente, este consultor nos costará dinero.
Y
hasta aquí hemos llegado hoy. La próxima semana comenzaré con las estrategias
confiando en que ya hayáis sido capaces de marcaros unos objetivos realistas.
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