martes, 2 de abril de 2013

Reciclando, reciclando... mientras me estoy formando

   Hola a todo/as. Esta semana, entre el parón de Semana Santa y unos cursos que estoy haciendo no he tenido tiempo de preparar nada nuevo. Como ya os apunté en su día este blog pretende aglutinar trabajos pasados, presentes y futuros, así que esta semana voy a reciclar, aprovechando que hay por ahí un tema de corte ecologista que se está poniendo de moda en los grupos por los que me muevo, he pensado que era el momento de desempolvar este texto.
    
     Yo también tuve mi etapa rebelde de juventud ;) ¡quien lo diría! A decir verdad, no se trataba realmente de un texto de corte ecologista, aunque muchos lo entendieron así y, dado que me facilitaba su publicación, nunca los saqué de su error.

    Que cada uno saque, pues, sus conclusiones o lecciones de vida. Yo lo he aplicado a mi modo de ver el mundo en general y creo que no me ha ido mal. 

    Este texto fue publicado por primera vez en la Revista "TREZE" del IES Miguel Catalán de Zaragoza en Junio de 1990 y por segunda vez en la Revista "Laberinto de Frustraciones" de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza en Enero de 1994. Se pueden consultar ambas copias de las dos ediciones en el Archivo de "Mi biblioteca virtual" cuyo enlace encontraréis en el menú de la derecha.

      Que disfrutéis de la lectura.

Historias de la Civilización: El sistema de adaptación.

      Hablar de la adaptación en nuestros días resulta lo mismo que hablar del quehacer de la vida cotidiana. ¿Quien no ha tenido que adaptarse a una clase, un trabajo, una vecindad, etc? hoy en día eso es tan natural como comer, beber... Desde los tiempos de Adán hasta nuestros días, no solo el hombre ha tenido que adaptarse al entorno, sino que también el entorno se ha adaptado a otras cosas (incluyendo al hombre entre ellas).

      La adaptación de las cosas se regía por unas leyes naturales que el hombre también acataba en un principio, hasta que descubrió su superioridad intelectual. A toda esta correlación de adaptaciones que sucedieron a su descubrimiento se le llamó evolución. Si todo se adapta, significa que evoluciona, pero no exactamente. Es cierto que el hombre ha evolucionado mucho, y también lo ha hecho el ambiente que lo rodea, pero la situación actual no es, ni mucho menos, la de un ambiente de adaptación en evolución, sino en regresión.

     Es cierto que dicen que el hombre aprende de sus propios errores, pero también es cierto que es el único animal capaz de cometer el mismo error dos veces. Esto quiere decir que es capaz de entender aquello que hace mal, pero si le interesa porque eso haga mal a otros o que en todo caso le beneficie a él, también es capaz de "no querer" entenderlo.

     El hombre ha llegado a un punto en que la adaptación es una más de sus funciones vitales, y ya no le hace evolucionar, por el contrario ha conseguido encontrar la manera de adaptar su "ecosistema" a sí mismo. Llegado el momento de la verdad, aquello que el hombre llama evolución es regresión, porque este animal racional vio que aunque le llevaba varios cuerpos de ventaja en la carrera a sus adversarios, tenía que encontrar pronto una solución para no tener que preocuparse por ellos, o todos terminarían la carrera igualados. Así el hombre empezó a ganar más terreno durante la carrera, pero no fue su evolución en la carrera, sino una adaptación de "esos adversarios" suyos que retrocedían un puesto. Nuestra civilización está creada sobre los cimientos de la adaptación del entorno al hombre, y no del hombre al entorno. Afortunadamente ya hay quien se da perfecta cuenta de ello, pero todavía son pocos. Lo que se necesita es una concienciación de que no es un Dios. El hombre ha olvidado esas leyes naturales, y habría que recordarselas de vez en cuando, empezando por: QUE NO HAY QUE SABER SOLO ADAPTAR, TAMBIÉN HAY QUE SABER ADAPTAR"SE".

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